Postura y compensaciones.

Postura y compensaciones. La importancia de una buena postura
La vida sedentaria y las posturas o movimientos repetitivos, forzados o mantenidos en nuestra vida cotidiana afectan a nuestra higiene postural. Si nuestro cuerpo no está fuerte, estable, flexible y equilibrado tendrá menos resistencia para conseguir mantener una buena posición durante un tiempo prolongado. Es ahí cuando aparecen molestias y dolores que a largo plazo pueden derivar en patologías. Nuestro cuerpo sufrirá presiones o desequilibrios estructurales según vayan apareciendo diferentes lesiones o dolencias. Esa nueva situación provocará compensaciones en cadena que irán afectando a otras zonas próximas y con el paso del tiempo, más distales, produciendo desalineaciones y favoreciendo la aparición de otras zonas de dolor. Una buena postura viene determinada, en gran parte, por la posición y las características de nuestra columna. Es importante tener una columna con sus 3 curvas fisiológicas (cervical, dorsal y lumbar) equilibradas y fuertes pero a la vez flexibles. Trabajar bien toda la musculatura que envuelve y hace trabajar a la columna es esencial para conseguir una buena postura y mantenerla. Las posturas más habituales que debemos corregir son las siguientes:

  • La forma de sentarnos. Si estamos frente a un ordenador manteniendo la concentración frente a una pantalla, lo más común es que acabemos encorvados y con los hombros hacia adelante. Eso hace que al tener que mantener la mirada elevada tengamos que extender hacia atrás el cuello, lo que puede provocar dolor cervical o cefaleas. Otro error común es sentarnos en el borde de la silla, tener la silla muy baja o no apoyar los codos en la mesa al escribir. También hay que tener en cuenta no estar apoyado más en una cadera que en otra y no cruzar las piernas.
  • Posiciones al dormir. Hay que evitar la posición boca abajo ya que la presión sobre nuestra lumbar aumenta su curva y provoca una torsión extrema sobre la cervical. Además, comprime nuestros órganos y dificulta la respiración fluida.
  • Mantener una posición de pie. Es muy habitual que nuestra espalda por falta de fuerza en el abdomen y la columna “caiga” por detrás de nuestra pelvis sobrecargando así la zona lumbar. Como consecuencia nuestro pecho deprime su posición y la espalda alta se encorva provocando dolor y patología lumbar.
  • Levantar o transportar un objeto pesado. Para levantar un peso no debemos flexionar el tronco hacia adelante porque al enderezar el cuerpo tiraremos de la espalda. Lo mejor es flexionar rodillas y levantar el peso sacando la fuerza desde nuestro centro (abdomen y caderas). Si transportamos un peso, lo ideal es posicionarlo delante, cerca del cuerpo y abrazarlo, para poder distribuir mejor su carga.
  • Uso de bandoleras o bolsos. Hay que evitar cargar todo el peso sobre un hombro ya que descompensa la musculatura de la espalda y del cuello, incluso puede provocar alguna compresión nerviosa en la zona de hombro.