¿Qué es la incontinencia urinaria?
La incontinencia urinaria, que afecta tanto a mujeres como a hombres, es la pérdida de control sobre la vejiga, lo que lleva a la expulsión involuntaria de orina. Esta afección puede variar en severidad, desde la pérdida ocasional de unas pocas gotas de orina al toser o estornudar, hasta una urgencia tan fuerte y repentina que no se llega a tiempo al baño.
La incontinencia urinaria no es solo un problema físico, sino que también puede tener un impacto significativo en la salud emocional y mental, afectando la autoestima y la vida social de quien la padece. El tratamiento puede incluir cambios en el estilo de vida, ejercicios del suelo pélvico, medicamentos y, en algunos casos, cirugía. Es importante consultar a un médico para un diagnóstico y tratamiento adecuados.
¿Qué tipos de incontinencia urinaria hay?
Los tipos más comunes de incontinencia urinaria son:
- Incontinencia urinaria de esfuerzo: las pérdidas se asocian a esfuerzos que provocan un aumento de presión intraabdominal.
- Incontinencia urinaria de urgencia: perdida involuntaria de orina asociada a un fuerte deseo de orinar “urgencia miccional”.
- Incontinencia urinaria mixta: combinación de los dos tipos anteriores.
Estos son los más comunes, aunque existen otros menos frecuentes como la incontinencia urinaria por rebosamiento, incontinencia urinaria durante las relaciones sexuales.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico de la incontinencia urinaria se enfoca en identificar las causas subyacentes y determinar la mejor manera de tratar la condición. El proceso comienza con una evaluación integral que involucra la comprensión de los síntomas del paciente, su historial médico y cualquier factor de estilo de vida que pueda estar contribuyendo a la incontinencia.
Esta valoración inicial es crucial para guiar las decisiones de tratamiento. Se buscan patrones específicos en los síntomas, se investigan posibles desencadenantes y se evalúa cómo la incontinencia está afectando la vida diaria del paciente. En función de esta evaluación, se puede formular un plan de tratamiento personalizado, seleccionando las herramientas y estrategias más efectivas para abordar tanto los síntomas físicos como los impactos psicológicos y sociales que la incontinencia puede tener.
El objetivo es proporcionar un enfoque holístico que no solo trate los síntomas, sino que también mejore la calidad de vida del paciente. Por lo tanto, el diagnóstico no se trata solo de identificar la incontinencia, sino de entenderla en el contexto de la vida del individuo, lo que permite un tratamiento más efectivo y personalizado.
Tratamiento para la incontinencia urinaria
Dependerá de cada persona, elaborándolo en función de los datos que hayamos recogido en la valoración:
Primer paso: Liberar tensiones del tejido
Empezaremos por normalizar el tejido. No conviene que haya contracturas en la musculatura del suelo pélvico, ya que una musculatura acortada es una musculatura débil. Con mayor motivo en los casos en los que exista alguna cicatriz, donde tenemos que empezar por devolver la movilidad, la flexibilidad y la calidad al tejido del suelo pélvico, además de trabajar igualmente en cualquier caso las tensiones en diafragma o pared abdominal que van a interferir directamente en la presión intraabdominal.
¿Cómo?: Vamos a combinar la aplicación de la terapia manual junto con la Radiofrecuencia (INDIBA) que va a acelerar el tiempo de recuperación
Segundo paso: Reeducar la micción
De forma sencilla vamos a aprender como funciona la fisiología de la micción y cómo podemos trabajar para tener hábitos miccionales saludables.
La musculatura del suelo pélvico se puede controlar de forma voluntaria, por ello vamos a trabajar con el Biofeedback, tecnología mediante la cual obtenemos datos gráficos acerca de la contracción y de la relajación de la musculatura y nos permite entrenarla para que actúe de forma correcta.
Durante la fase de llenado de la vejiga en la que nos interesa mantener la continencia podemos contraer el suelo pélvico ante un esfuerzo para que no se produzca una pérdida o para disminuir la urgencia miccional. Y durante la fase de vaciado nos interesa saber relajar la musculatura y los esfínteres para que la vejiga pueda vaciarse correctamente.
Tercer paso: Trabajo sobre la fuerza muscular
En este último paso, vamos a terminar de corregir las debilidades, aumentando la fuerza, el tiempo en el que se aguanta la contracción y la potencia.
Será necesario, en la mayoría de los casos, fortalecer la faja abdominal profunda para que cuando se produzca una presión intraabdominal, esta musculatura trabaje en conjunto con el suelo pélvico. De esta manera se disminuye la movilidad en la uretra y conseguimos que no haya escape de orina.
La mejor forma de fortalecer esta faja abdominal sin poner presión es mediante la práctica del Método Pilates. En el caso de que existan urgencias miccionales, trabajaremos además con Neuromodulación del nervio tibial posterior para disminuir el deseo de orinar cuando la vejiga aún no está llena.
Con este tratamiento conseguiremos poner fin a los escapes de orina, pero hay que recordar que la musculatura, al igual que se fortalece, se puede volver a debilitar. Por ello es de vital importancia proseguir con el trabajo de fortalecimiento una vez finalizada la terapia. Para ello continuar con sesiones de método Pilates es siempre la mejor opción, además de realizar pasado el tiempo alguna sesión de “recordatorio” de fisioterapia de suelo pélvico, en caso de que sea necesario.