Cuello: Dolencias habituales y terapias que sí funcionan

Ojo al cuello. Dolencias habituales y terapias que sí funcionan.

El dolor de cuello, llamado cervicalgia, es hoy una de las molestias más comunes. La mayoría de ellas se asocia a una mala postura combinada con el desgaste natural provocado por la edad. La columna cervical se caracteriza por una mayor movilidad que otras zonas de la columna vertebral y por ello puede ser más susceptible de sufrir molestias. Podemos presentar dolor cuando mantenemos una posición durante un largo periodo de tiempo. Muchas horas encorvado frente a un ordenador, conduciendo o durmiendo en una posición incómoda generarán sobrecarga, espasmos musculares, mareos o dolor de cabeza. Por otro lado, un proceso de artrosis que desgasta las vértebras también provoca rigidez y limitación de movilidad, o un latigazo cervical debido un accidente. Otros síntomas como: pérdida de fuerza, sensibilidad, hormigueo, entumecimiento en los brazos o en las manos, o dolor agudo proveniente del hombro, la cabeza o la mandíbula mantenido durante días probablemente provienen por compresión nerviosa producida por alguna protrusión o hernia de disco. También, el estrés, la ansiedad o la depresión, pueden tensar la musculatura del cuello y desencadenar dolor. A estas causas emocionales puede sumarse el hábito inconsciente de apretar o rechinar los dientes (bruxismo) que puede incidir en el dolor cervical. El tratamiento de las dolencias del cuello dependerá de la causa o mecanismo de lesión. La fisioterapia puede ser una fórmula de tratamiento eficaz. El masaje manual y la inducción miofascial resultan muy efectivos para trabajar la musculatura y la fascia, junto con ejercicios de movilización articular, tracciones y estiramientos. También podemos utilizar aparatología, como la electroterapia, INDIBA, ultrasonidos, infrarrojos, microonda u onda corta, que aumentarán la temperatura de manera superficial o profunda, relajando la musculatura, activando la circulación, desinflamando, disminuyendo el dolor y acelerando el proceso de recuperación.

Otro factor esencial en el proceso de sanación son los ejercicios de propiocepción, necesarios para conseguir un mayor control motor de la posición y del movimiento del cuello. En este sentido la práctica del método original Pilates resulta fundamental ya que desarrolla consciencia corporal, trabaja la alineación correcta del cuerpo y la columna, aumenta la fuerza de la musculatura estabilizadora, mejora la musculatura débil y la coordinación de la actividad muscular. Todo ello logra mayor movilidad, consistencia y fluidez en la función cervical y, como consecuencia, disminuye el dolor.