Con buen pie

Con buen pie

Esta semana te mostramos cómo el Pilates fomenta su funcionalidad. El pie es una de las estructuras que más influye en el resto de funciones del cuerpo humano. Sustenta todo el peso y distribuye su carga, tanto de manera estática como dinámica, permitiendo la locomoción, propulsando el cuerpo y adaptándolo al suelo absorbiendo y amortiguando su impacto. El pie está diseñado para funcionar descalzo. Por este motivo, se convierte en una estructura muy compleja que, en ocasiones, se muestra débil e inestable por la utilización del calzado de forma continua. Resulta necesario realizar un trabajo de fortalecimiento, flexibilidad y propiocepción para entrenarlo. En el método Pilates se trabaja con los pies descalzos, incidiendo en su apoyo y alineación correcta, conservando sus arcos y su bóveda plantar. Con su práctica los pies adquieren fuerza, control y destreza. El trabajo de la posición del pie, su acción, sujeción y movimiento es fundamental e insistir en su apoyo correcto en los diferentes ejercicios nos hace transmitir correctamente las fuerzas y cargas hacia el suelo. Así se logra equilibrar las cadenas musculares y mejorar las descompensaciones y desequilibrios mecánicos que puedan sufrir el tobillo, los dedos del pie e incluso la rodilla y la cadera. Una buena base de apoyo proporciona equilibrio y control corporal, además previene lesiones. La clase ideal de Pilates empieza con un trabajo de pies en el reformer donde se trabaja sus apoyos y además se activan puntos de presión específicos, por estimulación refleja, que tienen que ver con la regulación de algunas vísceras como el corazón, el hígado o los riñones. Luego se desarrolla todo el programa de ejercicios con distintas posiciones, diferentes aparatos y diversas resistencias haciendo que el trabajo de los pies sea siempre funcional. De esta forma se alarga la musculatura que llega desde el centro de energía a toda la pierna mientras se fortalecen y estabilizan las articulaciones. Esto incide en la funcionalidad del tobillo controlando su flexión y extensión, e incluso la movilidad y la fuerza de los dedos. Esta forma de trabajar garantiza una musculatura fuerte, potente y elástica que se verá reflejada en una postura simétrica y equilibrada. Además existe una aparatología específica diseñada para la corrección del pie y de los dedos como son el foot corrector y el toe exerciser, que suponen un gran reto para profundizar aún más en su trabajo.