Pilates. Alineación y Simetría.
Para un cuerpo funcional y en equilibrio es prioritario realizar ejercicio desde una correcta alineación esquelética. De esta forma nos aseguraremos una adecuada mecánica a nivel muscular, garantía de un movimiento más eficiente, con menos esfuerzo y evitaremos el desgaste precoz de músculos, ligamentos y articulaciones.
El estrés físico de ciertas tareas o actividades, malas posturas sostenidas en largos periodos de tiempo, o traumatismos y caídas, e incluso cirugías generan debilidad en ciertas zonas corporales afectando a la buena alineación.
Durante la práctica del método Pilates es fundamental vigilar la alineación y tomar consciencia de la posición. Incluso antes de realizar un ejercicio se corrige y revisa ésta, para que todas nuestras estructuras corporales conserven los dos lados simétricos en su posterior ejecución. Una alineación ideal de la columna, con sus curvas fisiológicas, facilita el correcto funcionamiento del sistema nervioso y de los órganos internos. En desviaciones de columna, como es el caso de escoliosis o hipercifosis dorsal, la descompensación muscular dificulta la expansión de ciertas zonas de la caja torácica, afectando a la ventilación pulmonar o incluso a la zona abdominal, lo que repercute al sistema digestivo.
Cuando estamos en una posición estática es importante tener en cuenta cómo van a actuar durante el movimiento algunos puntos de referencia del cuerpo como: cabeza y cuello; hombros; costillas; caderas y pelvis; rodillas y tobillos; y pies. Esa higiene postural que se trabaja con el método Pilates permite tomar consciencia de una manera cada vez más automática de esas posiciones y movimientos simétricos, para poder aplicarlo en el día a día, pudiendo así corregir hábitos posturales nocivos.
Además incide también en una mejor colocación y funcionamiento de nuestros órganos internos y del sistema circulatorio, respiratorio y digestivo. Con el entrenamiento constante y riguroso la musculatura se va equilibrando desde la fuerza del centro de energía hacia la periferia, reforzando la musculatura más débil y alargando la que necesita elasticidad, reduciendo así la presión en zonas con sobrecarga. De esta forma, se logra mayor movilidad y flexibilidad en toda la columna vertebral, disminuyendo en gran medida la rigidez de todo el cuerpo.
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