Pilates y su impacto en la lucha contra el cáncer

Actualmente, se considera recomendable, para la mayoría de las personas, realizar ejercicio antes, durante y después del tratamiento de un proceso de cáncer.

Con el método Pilates, en concreto, una de las disciplinas más completas, al ser de bajo impacto, constituye una de las mejores opciones para mejorar las variables que influirán positivamente en su salud. Con su práctica conseguimos la garantía, por su seguridad y eficacia, no solo de restaurar y ejercitar la zona afectada, por ejemplo, en una cirugía, sino de establecerlo como método de acondicionamiento a nivel corporal de forma global, mejorando la condición física y, a su vez, realizando un trabajo de concentración y memoria integrando cuerpo y mente, lo que refleja una mejora en el aspecto emocional.

Mejorará la calidad de vida y aumentará el nivel de energía y motivación, ayudando a sobrellevar los efectos secundarios e incluso a evitar recidivas en el futuro.

Beneficios del Pilates para Pacientes Oncológicos

Los beneficios del método Pilates resultan innumerables, también en los procesos de cáncer, incluyendo distintas situaciones que pueden llegar a producirse, como cirugías o tratamientos con secuelas o efectos secundarios.

Objetivos como la disminución del dolor, de la fatiga, de la ansiedad y depresión, la mejora del rango de movilidad, de la fuerza y resistencia muscular, de la función cardiopulmonar y vascular y otras funciones viscerales, el fortalecimiento del sistema inmunitario, la reducción del cansancio físico y mental, la mejora de la calidad del sueño y de la autoestima se vuelven prioritarios para recuperar una buena calidad de vida en este proceso.

Gracias a él y a la posibilidad de utilizarlo para todo tipo de edades y características físicas personales, nos encontramos con la mejor elección para rehabilitar la función corporal y volver a integrar las estructuras que se han visto afectadas con el proceso quirúrgico y sus secuelas globales y trabajar, en equilibrio, el resto del cuerpo que, probablemente, se encuentre débil.

  Una correcta respiración es indispensable para nuestra salud. El uso consciente y coordinado con el movimiento, como lo hace el método, nos ayuda a dirigir la atención y la fuerza a la zona objetivo a trabajar ejercitando nuestra concentración y potenciando el control de cada acción de nuestro cuerpo, favoreciendo su alineación y postura.

Mejora de la Flexibilidad y Fortaleza Muscular

Para un paciente con cáncer es fundamental realizar ejercicio con cierta resistencia y fuerza.

Muchas de las secuelas que pueden ir apareciendo a largo plazo, pueden mejorar con la práctica del método, realineando, fortaleciendo zonas débiles, equilibrando y flexibilizando estructuras que han restringido su movilidad y eliminando patrones posturales incorrectos.

Los ejercicios harán que se gane fuerza muscular lo que reducirá la fatiga y el dolor, evitando, en muchas ocasiones, el uso de fármacos para paliarlo.

La combinación de una gran variedad de ejercicios ya sea sobre la colchoneta, solo con nuestro propio cuerpo, o con aparatología específica con resistencias y muelles, trabajará la fuerza de todo el cuerpo partiendo del foco más importante que será el centro de energía o “powerhouse que partirá hacia las partes más distales del cuerpo y extremidades de forma global y funcional.

El fortalecimiento de la musculatura interna dará estabilidad en las articulaciones y permitirá garantizar una seguridad en la función y en la fuerza de la musculatura externa, buscando el equilibrio entre las cadenas musculares que ayudará a mantener una postura correcta que permita resistir mejor a la fatiga muscular, evitando dolor de cuello, de espalda, o de otras articulaciones.

Mejora el sistema cardiovascular 

Con el método pilates conseguiremos, no solo un trabajo de fuerza del musculo esquelético, sino también del músculo cardíaco, haciendo que bombee sangre de un modo fuerte y constante por cada latido.  Esto, junto en el trabajo consciente y controlado de la respiración permitirá que, aumentando su circulación, entre más cantidad de oxígeno al cuerpo.

Los vasos sanguíneos más pequeños, también se ven favorecidos con el movimiento, llegando más sangre a ellos, con lo cual, la absorción de oxígeno aumenta en todas las zonas corporales, incluso puede mejorar la circulación en vasos que estaban afectados con anterioridad. 

Con su práctica regular, evitamos sufrir un daño mayor si en algún momento surgiera algún bloqueo en la circulación arterial. Al tener entrenado el sistema, contaremos con más canales arteriales que mantienen el oxígeno que nutre al corazón. Además, la circulación sanguínea fluirá mejor evitando la formación de coágulos.

La circulación, oxigenación y aporte de nutrientes a nuestras células, tejidos, músculos y órganos se verán favorecidos aportando más vitalidad a nuestro sistema, aumentando su energía y reduciendo la fatiga en la realización de tareas cotidianas.

Reducción del Estrés y Mejora del Bienestar Emocional

Son múltiples los beneficios en el plano emocional ayudando a reducir los niveles de estrés y repercutiendo positivamente en el estado anímico. 

El uso del foco de atención, el control de la respiración, su técnica y la búsqueda de los objetivos a conseguir en los ejercicios, requieren un nivel de concentración alto permitiéndonos ser más conscientes del cuerpo y de su control. Este control nos ayudará a eliminar tensiones musculares innecesarias, bajar los niveles de estrés, ansiedad y a disminuir el dolor.

Con el trabajo conjunto de nuestra concentración y el control de la respiración profunda y consciente, haremos que se oxigenen los tejidos y nuestro cuerpo libere tensión donde no la necesita, relajando la musculatura y actuando directamente sobre el estrés físico, psicológico y emocional, favoreciendo el descanso, mejorando el estado de ánimo y la relajación.

Así, conseguiremos, una gran satisfacción personal aumentando la confianza y la autoestima y viendo como la mente es capaz de controlar al cuerpo y no al revés, lo que ayudará a sentirse mejor después de cada sesión.

Pilates Adaptado: Un Enfoque Personalizado para Cada Etapa del Cáncer

En general y más concretamente en pacientes con cáncer, es importante establecer un plan de trabajo individualizado, teniendo en cuenta su historial médico, su tratamiento y su respuesta al ejercicio. 

Gracias a su metodología y su capacidad de adaptación utilizando múltiples modificaciones, no solo nos ofrece la posibilidad de utilizarlo para todo tipo de edades y características físicas personales sino también, dependiendo del momento del proceso en tratamiento, el método Pilates nos permite trabajar ajustando la intensidad y la carga del entrenamiento, de manera suave y progresiva, siendo muy minuciosos con el nivel de fatiga o de dolor, y teniendo muy en cuenta las secuelas o posibles efectos secundarios del tratamiento como neurológicos, cardiovasculares, musculoesqueléticos, gastrointestinales, endocrinos, inmunológicos. Aspectos que también se verían mejorados con el entrenamiento en Pilates.

Nos encontramos con la mejor elección para rehabilitar la función corporal y volver a integrar las estructuras que se han visto afectadas si hubiera un proceso quirúrgico y tratar sus secuelas buscando un equilibrio con la función del resto del cuerpo. 

Preguntas frecuentes 

¿Cuándo no se puede hacer pilates?

En general, cualquier persona puede establecer, sin riesgo, una rutina de ejercicios del método, adaptando, modificando o eliminando algún ejercicio que se requiera para cuidar cualquier aspecto de salud. Resulta recomendable contar con la ayuda de un especialista como un fisioterapeuta haciendo un plan de entrenamiento individualizado y teniendo en cuenta otras patologías, debilidades, lesiones o dolores agudos, o si existe embarazo o cualquier situación de reposo médico. 

¿Qué ejercicios debe hacer una persona con cáncer?

A pesar de la importancia de contar con la aprobación del equipo médico que está atendiendo el proceso, todos los ejercicios del método están diseñados para mejorar la calidad de vida del paciente ya que aportan fuerza, resistencia, flexibilidad, movilidad de columna, estabilización articular, alineación, coordinación, equilibrio y control. Además, son de baja/moderada intensidad y evitan sobrecargas, impactos y presiones excesivas. 

¿Cómo afecta el ejercicio al cáncer?

El ejercicio físico ayuda a proteger a los sistemas corporales de los efectos secundarios de las terapias por su cardiotoxicidad, controlándolos mejor y ayudando a prevenir otras enfermedades, e incluso el riesgo de recidivas o de aparición de otros tipos de cáncer.

Es un gran aliado para mejorar su calidad y estimular su nivel de energía para poder seguir realizando su vida cotidiana.