Fisioterapia & Cicatrices

Fisioterapia & Cicatrices

Las cicatrices surgen como un proceso fisiológico en respuesta a una alteración de la integridad de cualquiera de los tejidos que la componen. En general se producen tras la curación de una herida de origen traumático, quirúrgico o por quemadura.

La fisioterapia puede ser eficaz en el tratamiento de las cicatrices desde el principio, cuándo el tejido es más moldeable, mejorando el dolor, la elasticidad de la piel, la funcionalidad o la estética. Cicatrices no tratadas pueden llegar a provocar problemas físicos y funcionales como: limitaciones de movilidad en el tejido superficial y profundo, limitaciones articulares, compresiones vasculonerviosas, hipersensibilidad o dolor.

La fisioterapia busca principalmente aumentar la vascularización de la zona para fomentar la elasticidad de la piel y  evitar la formación de adherencias o fibrosis, que dificultan la capacidad elástica de la piel restringiendo el movimiento en esa zona y en otras más distantes.

Entre los tratamientos para cicatrices más sobresalientes podemos destacar.

  1. Técnicas de liberación miofascial y masaje. Fricciones en forma de Z en direcciones opuestas a los dos lados y a lo largo de la cicatriz para ir despegando y darle elasticidad. Fricciones paralelas a la línea de la cicatriz y en los dos lados, en direcciones opuestas. La técnica de pinzado rodado, intentando despegar por debajo de la línea de la cicatriz.  Aportando un estímulo para recuperar la sensibilidad en la zona.
  2. Diatermia. Radiofrecuencia (INDIBA). Ayuda a la recuperación funcional, no solo del tejido musculoesquelético sino también de la piel, tejido subcutáneo y el tejido conectivo de todo el área.
  3. Otra aparatología. Láser, EPI (electrolisis percutánea intratisular), ultrasonido. Aceleran los procesos del metabolismo tisular y la curación, reducen la inflamación y los hematomas para favorecer la correcta cicatrización.
  4. Instrumentación manual. Mediante “ganchos” realizando la técnica de fibrolisis diacutánea, ventosas, punción seca.
  5. Vendaje neuromuscular. Ayuda a reblandecer el tejido y a separar los planos de la piel.

También podemos sumar un trabajo para estimular la sensibilidad, evitar posibles alteraciones y mejorar la función de los receptores cutáneos. Estimulando, con diferentes objetos a identificar, la temperatura, distintas texturas o presiones, con los ojos abiertos y después cerrados. Todos los tratamientos estarán enfocados a restablecer la correcta regeneración y realineación de las fibras, la elasticidad, el aumento de vascularización en la zona, la eliminación del dolor y la recuperación de la movilidad de los tejidos.

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